lunes, 23 de mayo de 2016

San Buenaventura de Fidanza



Teólogo franciscano Ingresó en la orden franciscana y se trasladó a París para completar los estudios teológicos en La Sorbona. Poco después, daba lecciones a los frailes menores. Adquirió pronto prestigio y respeto dentro de la orden, que utilizó para defender a los clérigos mendicantes en su conflicto con los seculares. En 1257 fue elegido general de los franciscanos y desde esta posición intentó calmar las corrientes contrarias que iban surgiendo en la orden. Con su texto Vida de san Francisco de Asís fijo la tradición del santo. Escribió diversas obras teológicas en las que queda reflejado su misticismo, entre las que destaca su obra maestra, Itinerarium mentis in Deum (1259). Nombrado cardenal por Gregorio X y canonizado en el año 1482 por Sixto IV, el papa Sixto V le otorgó el título de doctor de la Iglesia.

Visión de Dios

"Dios ha creado el hombre de dos naturalezas muy distintas entre sí, uniéndolas en una sola naturaleza y en una sola persona". Por consiguiente, el alma v el cuerpo entra en la misma medida y título en la constitución de la unidad de la naturaleza y de la persona humana, aún estando tan alejadas una de otra. En cuanto al alma, San Buenaventura, más que la definición aristotélica que la considera entelequia o forma perfecta del cuerpo, prefiere la platónica, que la considera motor del cuerpo. Pero, dado que el alma no sólo es forma natural, sino también sustancia, y sustancia espiritual, puede separarse del cuerpo: lo cual implica que es incorruptible e inmortal por naturaleza. Su nacimiento no es debido a la acción de una forma natural, sino a la creación directa de Dios. Su fin es alcanzar la beatitud en Dios, y por ello puede ser definida como "formabeatificable".

Para San Buenaventura las cosas son accesibles a la razón porque tienen una naturaleza propia; pero esa naturaleza es manifestación y signo de una realidad sobrenatural, Dios. La verdadera ciencia consiste en partir de la naturaleza y a través de de ella, ascender gradualmente hacia Dios. Este ascenso se lleva a cabo en 3 grados: 1) buscar los vestigios de Dios en el mundo sensible, mediante sentidos e imaginación; 2) contemplar la imagen de Dios que está en nosotros, mediante la razón; 3) elevarse a las naturalezas semejantes a Dios que están sobre nosotros, a través de la inteligencia. Este grado místico es el supremo

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